En el recorrido por los escenarios de los Sucesos de Casas Viejas, este lugar fue muy significativo por ser la sede del sindicato anarquista. Ocupaba un lugar muy céntrico de la localidad, lugar de encuentro de los campesinos, muchos de los cuales estaban comprometidos con el anarquismo en mayor o menor medida, en torno a quinientos afiliados, bastantes para la población de la época.
Aquí, en cierto modo, se gestan o se inician los Sucesos, tienen lugar debates, asambleas y se toman decisiones sobre los hechos que están por llegar. La tarde-noche del 10 de enero, a buen seguro que el ambiente estuvo caldeado, en el pensamiento y en el ánimo de los campesinos libertarios bullía la solución de los graves y permanentes problemas que sufrían.
El anarquismo había llegado a Casas Viejas en 1914 de la mano de José Olmo, que se había instalado aquí huyendo del boicot al que lo sometían los caciques de Medina. El anarquismo sobrevive en Casas Viejas en la clandestinidad hasta la llegada de la Segunda República.
En 1933 el sindicato de Casas Viejas, conocido con el nombre de “Los Invencibles” estaba dirigido por José Monroy, Pedro Cruz (hijo de Seisdedos) era uno de los dirigentes y destacaba un grupo de jóvenes en la línea de la FAI, entre ellos Pepe Pilar, Manuel Quijada o Antonio Cabañas “Gallinito”.
El local quedó prácticamente destruido tras la intervención de las fuerzas del orden.
La fotografía es de Campúa realizada el 14 de enero de 1933. ES todo un símbolo de la derrota del movimiento anarquista. En la puerta del Sindicato, la bandera anarquista ha sido sustituida por otra de la República, que los guardias de asalto le habían pedido al maestro D. Manuel Sánchez, cuya escuela se situaba enfrente del sindicato.
