La insurección de Casas Viejas,

La insurección de Casas Viejas, se encuadra en el contexto socio-político del campo andaluz, del primer tercio del siglo XX, dominado por estructuras agrarias latifundistas que provocaban la exclusión social y económica de muchos jornaleros sometidos a unas condiciones de vida miserables.

La CNT había fijado una insurrección a nivel nacional para el día 8 de Enero de 1933. Cuando comenzó la sublevación en Barcelona la descoordinación en la comunicación del inicio del levantamiento provocó que las noticias sobre lo que estaba sucediendo no fueran claras. Cuando comenzó la revuelta en Casas Viejas ya había fracasado en el resto del país, pero los dirigentes locales del movimiento no creyeron las confusas noticias.

El día 10 de Enero por la noche los campesinos aislaron el pueblo cortando los cables telefónicos y cavando fosas en las entradas para impedir el tránsito de vehículos. Instalaron controles en los cruces y caminos de Casas Viejas y un grupo fue a rodear el cuartel de la Guardia Civil. En el edificio del sindicato ondeaba la bandera roja y negra. Para los sublevados había llegado el momento de la revolución.