La empinada calle Torreta, que hemos dejado al margen derecho en la subida hacia este punto, no fue escenario directo de los acontecimientos, pero sí testigo mudo del ir y venir en estas trágicas horas, del subir y bajar de guardias civiles y de asalto, de autoridades civiles y militares, de campesinos apaleados y detenidos como Quijada, para terminar viendo el desfile de muchos muertos camino del cementerio del Cañuelo. No sabemos si serían éstas u otras razones por las que Campúa quiso que esta calle quedara detenida en el tiempo al tomar esta imagen en enero del 33, de todas maneras, era territorio anarquista por la cercanía con la calle Nueva. En el periódico Nuevo Mundo que apareció la foto el 20 de enero de 1933 aparecía con la leyenda “Calle subida a plaza donde iniciaron los extremistas su tiroteo”, descripción que no es cierta ya que ésta conducía al deshabitado borde meridional de la mesa. El suelo de esta calle es una perfecta muestra de la estructura dual del pueblo en 1933. La parte empedrada corresponde a las casas de los mejor acomodados, como el propietario Antonio Pérez Blanco que tenía su casa al principio de la calle Torreta a la derecha. La otra parte es terriza y corresponde a las chozas diseminadas por esta calle.
Referente a la calle Nueva, estamos en la calle que fue la gran protagonista de los Sucesos. No sólo porque fue el lugar central de los acontecimientos, sino también porque la mayoría de las víctimas procedían de allí. De los 25 muertos del pueblo, 16 vivían en esta calle, un 72%. También una alta proporción de los que participaron vivían aquí. La calle Nueva era el centro neurálgico de los campesinos que militaban en el sindicato de oficios. Se trataba de jornaleros que habían llegado en el primer tercio del siglo XX y constituyen sus chozas en esos terrenos.
La fotografía, posiblemente de Campúa, recoge una panorámica de esta calle el 14 de enero del 33.
